Un referente de generosidad, acogida y buena predisposición para la convivencia de la diversidad de culturas
No ha mucho, escribía del civismo alzireño y lo señalaba como un referente de generosidad, acogida y buena predisposición para la convivencia de la diversidad de culturas, religiones y mentalidades que se percibían en nuestra ciudad; y más, desde hace unos años, con la inmigración que ha llegado y nos llega desde distintos continentes y nacionalidades Cuanto exponía, a mi entender, era cierto, pues vivimos una cierta convivencia pacífica, a pesar de que reducidos grupos de personas, nativos o inmigrantes, desconozco si residentes o no en nuestra ciudad, empañan, deplorablemente con cierta frecuencia, la imagen en alguna que otra ocasión con medios ilegales, perniciosos y peligrosos para las personas y bienes de diversas familias alzireñas. La mayoría queremos mantener la actual pacífica convivencia. No decimos todos y con razón porque un grupo no puede ni debe entorpecer la buena voluntad de un colectivo, reitero, nativos, nacidos en esta tierra, o inmigrantes que han venido a nuestras tierras a vivir mejor. Sería lamentable, como se viene escuchando con mayor frecuencia, que todo cuanto ocurre lo culpáramos y fijáramos a inmigrantes, porque ello podrá generar o crear entre la población una especie de apartheid o rechazo a toda persona que viene a convivir con nosotros y a ganarse su pan de cada día con trabajo y esfuerzo dignos. No culpemos siempre a los inmigrantes y fijémonos en la actitud de algunos pequeños grupos de nosotros mismos.
Seamos conscientes que hay grupos de jóvenes nativos o no que con su actitud y actuación manchan el buen nombre de una ciudad y de así mismos, cuyas familias, estoy seguro, sufren al palpar que sus hijos o nietos/as llevan una vida que raya, en determinados casos, en la falta de respeto hacia el resto de ciudadanos, en el mal gusto, cuando no en la ilegalidad.
Es triste y causa malestar entre los ciudadanos los robos, la intimidación, la crispación y, por citar algún detalle sobre ello, la falta de respeto de conductores y peatones, el lenguaje utilizado y actos que debieran ser privados o íntimos, aunque la TV no cumple la misión que debiera de respeto y formación humana y cultural; así podríamos citar muchos ejemplos, que no son propios únicamente de la sociedad alzireña, sino de una sociedad que pierde de manera rápida valores humanos, sociales, cívicos y culturales que todos, sin excepción alguna, debiéramos defender por el bienestar de todos niños, jóvenes y mayores.
Reitero que no culpemos siempre a los inmigrantes, aunque también deben reflexionar y aceptar si hacen el esfuerzo necesario para integrarse en nuestra sociedad, ciertamente en muchos caso muy distinta a la suya, por lo que, quizás, haya casos cuyo esfuerzo debe ser mayor y más difícil, pero necesario si quieren vivir en este mundo occidental con hábitos y costumbres generacionales y multiseculares, al que libremente y por necesidad han querido vivir. Deben aceptar y respetar, por su bien y por el de la sociedad alzireña, nuestra idiosincrasia, nuestro modo de ser y para que me entiendan nuestros hábitos y costumbres. No creo que si su integración es la adecuada por su interés en respetar y ser respetados, los inmigrantes, como suelo denominarlos, los nuevos alzireños, van a vivir en paz y plena convivencia en nuestra ciudad que siempre ha sido muy acogedora.
Ahora bien, como he comentado con buenos amigos alzireños y con algún que otro inmigrante que se ha integrado y muy bien en nuestra sociedad, la solución a la problemática no es misión única de los medios de la Seguridad del Estado ( Policía Nacional o Local y Guardia Civil ) el erradicar estos robos, intimaciones, crispación, faltas de respeto..., más o menos grandes, sino que es necesaria una educación desde la niñez y juventud, no solo en los colegios e institutos, sino en las familias, que no pueden ni deben desentenderse de formar con valores humanos, cívicos, culturales con sus derechos y obligaciones que todo ciudadano ha de conocer, asimilar y cumplir por su propio bien y el del resto de la ciudadanía.
Para concluir, y como anécdota, recordar que en mi niñez y en el colegio había un librito, denominado “URBANIDAD”, que trataba de cómo comportarse en la familia, con los compañeros del el colegio, con los mayores, en la calle, Un día desapareció de todos los colegios. Algunos lo recordarán y aceptarán que hizo un bien a aquellos niños y jóvenes. Para ser respetados, hay que respetar.
José Palacios Boquera
Publicado con autorización de LAS PROVINCIAS, delegación de la Ribera.
https://www.lasprovincias.es/valencia/prensa/ribera/ribera.html
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Pepe, palabras muy bonitas. Yo, personalmente estoy de acuerdo con Berlusconi y lo que ha hecho en Italia referente a los inmigrantes. El que no tenga papeles en regla y pague impuestos como un ciudadanos español más, deben expulsarlo del país, pero inmediatamente.
Añadir un comentario