Por Antonio Caballero
“Si los archivos escritos son importantes para la historia del mueble, la pintura es una fuente de primer orden”
La pintura a mi entender constituye el primer fondo documental sobre la historia en general. Gracias a ella sabemos más de nuestra evolución, de nuestros avances, de la vida cotidiana, épocas y estilos son descritos con la imagen. Gracias a ella aprendemos que la historia de la pintura ha tenido un desarrollo cronológico y estilístico paralelo en gran medida al resto de las artes plásticas. Un cuadro o cualquier objeto artístico, y pongo como ejemplo un mueble, es una “obra abierta”, no solo una expresión artística del pintor o ebanista, y se completa con la mirada y las sensaciones en el que lo contempla. Para ello se requiere de sensibilidad a la hora de captar ciertos detalles que a la mayoría pasan desapercibidos y aquí sólo unos pocos somos los afortunados.
Dos ejemplos característicos son las obras de Antonio Gisbert (Alcoy 1834-Paris 1902), más concretamente la colección de escenas de interior; no son las más famosas del pintor, ni consideradas de sus mejores obras, pero para mí reflejan a la perfección el idealismo del movimiento romántico.
Podemos observar con cierta gracia la escena del gatito encima de una consola dorada, detrás un magnifico biombo policromado y en el suelo el desastre de la jaula con los pajarillos, la expresión casi celestial de la dama, el aura reinante en la estancia y la silla Luis XV espectadora del espectáculo.
En otro cuadro tenemos la instantánea de un pintor observando a tres damas; sobre el caballete el retrato de las mismas, la estancia refleja cierto desorden, gracia y pomposidad; el perrillo mirando al espectador y sobre el escabel dorado la paleta del pintor; delante de nosotros el jarrón con los pinceles, detrás de la mujeres el biombo oriental, al fondo la vitrina librería; la pared decorada con diferentes objetos, el magnífico espejo y debajo un mueble de apoyo las telas por el suelo, asientos de seda. Un magnifico estudio de pintura que sin duda nos hace imaginar cómo era la vida entonces.
Si los archivos escritos son importantes para la historia del mueble, la pintura es una fuente de primer orden. Si las palabras nos dan constancia de un objeto, la pintura es la prueba definitiva de su existencia. De esta manera podemos encontrar un cuadro con un antepasado retratado y al mismo tiempo observar la estancia. Además, siempre está presente en estos retratos un mueble, una silla, un escabel, un apoyo, etc. También muebles que disfrutaron nuestros familiares, a veces los recuperamos y otros siguen olvidados. Pero el olvido está lleno de memoria, es cuestión de tiempo recuperarla y con sólo una mirada vuelve a nosotros.
Antonio Caballero
Restaurador de muebles
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