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Artículo de opinión de Xavier Cantera
“Todos han estado activos durante el mes de agosto porque se juegan mucho con estos recortes impuestos para pagar el déficit privado de los bancos especuladores”
Una opinión más
Xavier Cantera
Ha habido sectores sociales que no han descansado en agosto, ni tan sólo dos semanas, como Rajoy.
Aunque el mes de agosto sea inútil en relación con la Administración Pública, las personas verdaderamente afectadas por los recortes injustos del Gobierno del PP y por los atracos de los bancos han trabajo, pero que muy bien, utilizando los medios de comunicación y las redes sociales.
Desde las Plataformas de la Dependencia hasta los pobres sin alimentos, desde los jornaleros del campo andaluz hasta los jubilados gallegos engañados con las preferentes, desde los desahuciados hasta los funcionarios, desde los cuerpos de seguridad hasta los del 15M, todos han estado activos durante el mes de agosto porque se juegan mucho con estos recortes impuestos para pagar el déficit privado de los bancos especuladores. También en la Comunidad Valenciana ha sido un agosto activo y reivindicativo: desde los centros de personas con discapacidad hasta los que esperan la renta de ciudadanía, desde los castigados por el desahucio de sus viviendas hasta los despedidos de RTVV, desde los trabajadores de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y los vecinos contra el vertedero de Fenoll hasta los familiares de los enfermos mentales, todos han protestado en agosto para que los calores extremos no sofocaran sus justas exigencias. Y todo durante el mes típicamente destinado al relax. Ahora, cuando volvamos a juntarnos en el bar a la hora del café, cuando veamos lo concreto de los recortes en el cole de los niños, en los medicamentos, en el comedor escolar con fiambrera, en la subida del IVA y en más impuestos para pagar a los que provocaron la estafa se nos pasará rápidamente la típica depresión postvacacional, si es que los currantes y los parados la han tenido alguna vez, entraremos en acción, pero todos. No sólo las bases de la clase media sino también los intelectuales, los científicos, los catedráticos y los dedicados a la cultura para evitar, como dijo Manuel Rico en julio pasado, “que el intelectual progresista español apoye posiciones de un apoliticismo (increíble). Hoy, tal y como ocurriera en otros momentos históricos (en el crack del 29, en la posguerra europea o en los años 60), la Europa amenazada en sus fundamentos democráticos no sólo precisa de la acción política progresista de la izquierda en sus diversas formas y perspectivas, desde el ecologismo a la socialdemocracia, sino que es también imprescindible la aportación del pensamiento, de la civilidad entendida en su sentido más profundo y radical, la implicación del mundo de la cultura y de la universidad en el diseño de una sociedad en la que los mercados no tengan la última palabra. Entre otras razones porque la propia cultura sólo se afirma y crece en un ecosistema democrático, de igualdad de oportunidades, de libertad y tolerancia”.
He oído decir a un científico este verano, con tantas protestas, que los movimientos sociales están desorientados y que no hay solución. “¿Y tú qué haces?” “Nada”, me contestó. Otro nihilista que favorece a la derecha del sistema. ¡Con el dinero público que hemos gastado en tu formación…! Te espero el 15 S en Madrid, no en el Congreso sino en la calle que es de todos.
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