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Estampas y recuerdos de Alzira (165)Una alegría compartida
Navidad, la fiesta más hermosa del año. El nacimiento del Niño Dios, la más preclara fiesta de los hombres, la que encierra más humanidad
Llegan un año más las fechas de la Navidad para que todos los hombres cristianos conmemoren solemnemente el nacimiento de Jesús; acontecimiento sublime, lección extraordinaria en que Dios hecho Hombre nace pobre para el consuelo de pobres y promete compensación a los humildes.
Recordamos como se celebraban las navidades en nuestra infancia y adolescencia cuando escaseaban los alimentos básicos, como era el pan. Lo anunciaba cada semana el vendedor de Levante pregonando por la calles las principales noticias de su contenido y entre ellas destacaba “Con la letra de la harina”. Eran tiempos difíciles cuando las familias se reunían alrededor de la mesa en la noche más bella del año, allá por los años 40 y precisamente no era pavo lo que sacaban nuestras madres para cenar. Era más fácil condimentar un plato de arroz y gracias.
A mitad de esta década, para los más necesitados, cuando el frío entumecía los miembros, siempre más crudo para los que tenían menos, el gobernador civil publicaba una circular ordenando la Campaña de Navidad y Reyes, donde participaban con sus donativos las empresas y también particulares. En este tiempo en el Gran Teatro, local más capacitado por sus dimensiones, se distribuían los lotes preparados para las familias necesitadas. En 1943 se recaudaron unas 20.000 pesetas en especies y alrededor de 65.000 en metálico para que más de siete mil familias pudieran celebrar con dignidad la Nochebuena y el Día de Navidad.
Fue transcurriendo el tiempo y la mejoría económica del país hizo que las familias de este pueblo disfrutaran un poco más holgadamente las fiestas navideñas. Los niños acudíamos a la Plaza Mayor donde estaban instalada la feria: las atracciones -barquitas de fuerza, tiro del blanco, la pilotera, las trompas y las canicas, así como los barracones donde colgaban los juguetes-, donde disfrutábamos en estos días de fiesta. En el centro de la plaza dels arbres, donde hoy se sitúa el paseo y columnario, se ubicaba la tómbola: una gran caseta de madera de movila cuyos beneficios eran destinados a la caridad. Llegaba el Día de Reyes y los que asistíamos al Cine Teatro Cervantes en la sesión de la tarde, que comenzaba a las 3 para la grey infantil, el empresario Juan Guardiola sorteaba, en combinación con las entradas, una bicicleta para los niños y una preciosa muñeca para las niñas.
Retrocediendo, unos días antes, al terminar la cena de Nochebuena y acercarse la medianoche, las familias asistíamos a la Misa del Gallo o Misa de Nochebuena. Al término de la misma, la juventud recorría las calles produciendo el ruido que salía de las matracas y zambombas cantando los populares villancicos. Al día siguiente las familias en pleno se renuncian, costumbre que se sigue en nuestro tiempo, alrededor de la mesa en la comida del Día de Navidad.
Era costumbre en los días de navidad representar escénicamente el nacimiento, como lo hizo el martes 21 de diciembre de 1943, en dos sesiones, a las cinco de la tarde y nueve de la noche, la compañía de la Obra Sindical de Educación y Descanso que dirigía Arturo Masiá. Era “El Nacimiento del Niño Dios y la Adoración de los Reyes Magos”, letra del sacerdote José Félix y música del compositor José Silvestre. Se representó en el Teatro Cervantes y todos los artistas que participaron eran alcireños, algunos de ellos ya desaparecidos y otros aún gozamos de su amistad. Antonio Pérez, Joaquín Sánchis, Vicente Aledón, Rodolfo Clari, Francisco Carrasco, Bernardo Pérez, Carmen Brú, Amparo Vidal y María Pelufo, entre otros alcireños. El maestro director en la parte musical era Carlos Cosmén y el director escénico Antonio Pérez.
Más tarde se convocaron concursos de belenes del que siempre ha destacado el que instalan las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en el Hogar Santa Teresa Jornet y concursos de villancicos que en la actualidad siguen celebrándose
Navidad, la fiesta más hermosa del año. El nacimiento del Niño Dios, la más preclara fiesta de los hombres, la que encierra más humanidad, en la que todos deseamos compartir la inmensa alegría que dentro de nuestra alma sentimos por el alborear de un nuevo día donde reine entre todos los hombres de buena voluntad, la paz.
Alfonso Rovira 16.12.1995
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