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Estampas y recuerdos de Alzira (155)Una voz con eco americano
Guillermo Palomar, un alcireño que triunfó en América
Han transcurrido tres largos meses desde la última aparición de Y parece que fue ayer, por motivos vacacionales. Hoy continuamos con el número 155 de la serie acercándoles a un recordado alcireño, quien con su incomparable voz de barítono conquistó toda la América latina paseando el nombre de Alzira por todo el continente.
Para conversar con Guillermo Palomar García viaje hasta Alicante, donde reside actualmente, compartiendo largas horas recordando sus inicios en el restaurante del carcagentino Francisco Albort Salom, quien nos acompañó en la animada tertulia.
Guillermo Palomar nace en Alzira en el inicio de la década de los años 20 en una casa, ya desaparecida, cerca del Trinquet de Paco Fontana, frente a lo que conocimos por el Sequer de Amat. Muy pronto aprendió a leer y bajo la tutela de José España Sifre, el tío corretja, conoce los poemas de Rubén Darío, Pablo Neruda, Unamuno, Juan Ramón Giménez, Machado, Teodoro Llorente... que le llevarían años más tarde a componer su propios versos.
Con su hermano mayor, Octavio, siendo niños formarían parte de la Banda Municipal de Música que dirigía, primero, Bernabé Sánchis Porta y más tarde Carlos Cosmén. Guillermo tocaría el fiscorno.
Terminada la Guerra Civil y viendo posibilidades de poder estudiar canto -su tío abuelo, también apellidado Palomar, fue un extraordinario tenor- marcha al Conservatorio Superior de Música de Valencia acompañado del pintor alcireño Francisco España Sansaloni, donde casualmente se encuentran con el maestro Sanchis Porta -momento que marcó su destino artístico-. El maestro le presentó al mejor pedagogo musical de Valencia, Francisco Andrés, de quien recibió enseñanza durante los años 1940, 41 y 42. Poco después, Guillermo comienza a cantar formando parte de las compañías líricas de Federico Moreno Torroba, Pablo Sorozábal y del maestro de Alberic Leopoldo Magenti compartiendo escenarios y mocrófonos -estos últimos en Radio Alzira, con sus paisanos José María del Valle, Emma Carol, Ana María León y Mari Carmen Solves- donde estrena en esta emisora el Himno a Alzira de Bernabé Sanchis Porta.
Por otra parte, Guillermo Palomar ya había actuado en público en el Teatro Cervantes en 1939 con la zarzuela La del soto del parral. En 1944 llega al Teatro Apolo de Valencia el maestro Moreno Torroba, quien pide al maestro Andrés le deje escuchar voces de sus alumnos. De los cinco que se presentaron elige a Guillermo Palomar, quien estrena en el mismo teatro las obras Polonesa y La niña del cuento. Cumplía Palomar por aquella época el servicio militar en el Parque de Artillería de la capital de provincia y la compañía tenía que salir de gira por toda España y el maestro Moreno Torroba se encargó de hablar con el Jefe de Civil de la Casa del Jefe del Estado y éste con el teniente coronel Gomá, quien le dio permiso indefinido, así que Guillermo de los tres años que duraba la mili solamente estuvo once meses.
Terminaba el año 1945, cuando Pablo Sorozábal le contrató para grabar en Barcelona La eterna canción, comenzando con la compañía del mismo una nueva gira por toda la nación. Más tarde estrena con Magenti La novia desconocida y los 20 iguales. En 1946 marcha a América con la compañía Cabalgata, que dirigía Daniel Córdova, recorriendo Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Puerto Rico y La Habana. Poco después dedica tres años en Méjico a la televisión, donde en el canal 4 de la capital federal interpreta zarzuelas y operetas y pone en antena el programa de su creación Coplas, guitarras y castañuelas, con una periodicidad de tres programas semanales, que años más tarde seguiría en el Canal 4 de La Habana. Marcha a Méjico donde es contratado por Pepita Embil -madre de Placido Domingo- donde actuaría como primer barítono en los teatros Arbau e Ideal.
En el mes de Marzo de 1958 viene a España de vacaciones y regresa a Méjico con su hermano Liberto del que hace un artista tan popular en aquellas tierras que es recibido para actuar en la Casa Blanca por el presidente Lindon B. Jonshon.
En 1982 Guillermo Palomar deja los escenarios para afincarse en Alicante, donde comienza una nueva andadura profesional dando clases de canto y declamación dirigiendo al mismo tiempo la Agrupación Galas líricas, dando conciertos en toda la provincia. El próximo lunes día 9 estrenará con motivo de la fiesta autonómica su obra Cançó d’Alacant y el 12 de este mismo mes, en el Centro Aragonés de la capital de la millor terra del mon, Viva Aragón.
A Palomar le fue concedido el Escudo de la Oro de la ciudad que le vio nacer, en un Pleno extraordinario del Ayuntamiento celebrado el 22 de Julio de 1989, con motivo de sus bodas de oro en la profesión, acto que Guillermo recuerda con viva emoción.
Anécdotas en su vida profesional las hay a montones, de ellas hemos elegido la que le sucedió en el Teatro Martí de La Habana, donde en una de sus actuaciones, el palco proscenio se encontraban José y Amparo Iturbi, quienes le felicitaron al final de la obra. El pianista de Borriana le dijo: molt be xiquet d’Alzira.
La foto que acompañamos fue tomada en los Estudios de Radio Alzira el 19 de Marzo de 1958, donde vemos a Ismael Mascarell, al que suscribe, Ana Botella, que era la Fallera Mayor de Alzira; al poeta Enrique Marzal, Joaquín Sánchis y Bernardo Fontana.
Ahí tenéis la voz, la melodía que da la vuelta al orbe, de onda en onda y corre por el éter y se extiende llenando los espacios.
Oh, voz, que inundas de emociones a la masa prendida en tus arrobos, en escalas que surgen desde el fondo del alma del artista.
Alfonso Rovira 06.10.1995
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