De la piedra a la madera
Iconográficamente, la escultura de Santa Catalina sintetiza sus atributos más característicos
Al venerable y decano sacerdote alcireño Bernardo Carreres Oliver, le corresponderá el honor de bendecir este domingo la nueva imagen de Santa Catalina, titular de la parroquia principal de nuestra ciudad.
Hace pocos días que salió del taller del imaginero valenciano, José López, catedrático de la Universidad de Pamplona y escultor por vocación, la imagen de Santa Catalina Virgen y Mártir. Esta quiere ser un plagio bastante bien conseguido de la figura de la misma que se conserva en la fachada barroca del frontispicio del templo, recayente a la plaza de la Constitución, atribuida a Vergara.
La nueva imagen entronizada ya en el retablo del altar mayor del siglo XVIII, recientemente restaurado, procedente de la desaparecida ermita del Sufragio. Es de un precioso policromado: sus ojos no son de cristal, tiene un aire que refleja en los pliegues perfectos de su túnica y su altura es de 1.20 m.
Haciendo un recorrido histórico de las distintas imágenes de la Virgen y Mártir de Alejandría, según datos que hemos tomado del libro El puente de San Bernardo, de Bernardo Montagud y del que suscribe, señala que,“en la portada de la iglesia existe la estructura primitiva antes de la configuración barroca de la iglesia, en 1248, en el Llibre del Repartiment se viene nombrando eclesie Santa Catherine. Se ha aventurado la hipótesis de que esta denominación vendría de una primitiva comunidad cristiana anterior a la irrupción islámica, lo que la vincularía a una comunidad mozárabe que podemos presuponer se ubicaría en la hoy denominada calle Barrio Santa Catalina”.
Durante el siglo XVII se realizan grandes obras en el templo de Santa Catalina. En esta centuria, en 1681 se procede a la reforma conforme a planta y perfil de Juan Pérez, como la portalada de la Plaza, ‘que sea de piedra picada que tinga de iun onse pams i de alt quince i mig’. En Mayo de 1692, se adjudica a Gaspar Dies la portalada por 950 libras reales de Valencia. En el punto séptimo de la memoria detalla: “que lo mestre fasa la dita obra tinga obligació, que en lo nicho de dalt que tindrá de fondo tres pams, fer una image de Santa Catalina Mártir ab una peana, que tot tinga de alsada nou pams i esta hadeser de pedra de la cantera de Buixcarró de Barxeta”.
En la actualidad, la portada barroca de la iglesia de Santa Catalina, labrada en piedra, se alza sobre alto cuerpo de sillares que arranca sobre estilóbato la base de la columna salomónica que repta hasta el collarino, con remate de capitel compuesto, ábaco y un segundo cuerpo con arquitrabe de tres ménsulas y ornato vegetal. Un frontón arquitrabado ornado con el escudo heráldico de la ciudad, enlaza el campo de ambas columnas salomónicas. Sobre este, un remate pinacular y el arranque del último cuerpo con frontón semicircular y nicho, en el que acoge la talla de la titular de esta parroquia.
Iconográficamente, la escultura de Santa Catalina sintetiza sus atributos más característicos. Cabeza descubierta, pectoral, manto, túnica, pétrea rueda, busto a los pies, férrea corona, espada y palma martirial. Se conserva en buen estado dada su altura con respecto a la calle y su orientación.
Nuestros mayores nos han comentado en alguna ocasión, que esta imagen de piedra, en Mayo de 1936 cuando fue quemado el templo se intentó con unas cuerdas atadas a la misma tirando con un vehículo derribarla de su emplazamiento, desistiendo por su fuerte enclavamiento.
Otra imagen de la misma santa se entronizaba en el altar mayor donde hoy se sitúan nuestros Santos Patronos, que fue desapareció en el incendio del templo en Mayo del 36.
También existe una pequeña escultura de piedra en el casalicio de las hermanas María y Gracia en la Avenida, que forma conjunto con otras imágenes de gran veneración entre los alcireños.
En la nueva escultura que será bendecida el domingo en la misa de las nueve y media de la mañana, figura su principal atributo que es la rueda rota con aceradas púas; la corona es la suma de otras muchas: esposa de Jesús, hija de reyes, Virgen, doctora y Mártir; la espada, que supuso su muerte al ser decapitada; la palma significa el martirio y la victoria; el anillo, la alianza de desposada que le entregó Cristo; la azucena, signo de su virtud; la testa coronada es la del emperador Maximino; el libro y la pluma, son emblemas de la sabiduría; la cruz significa el tormento y martirio y los sabios la victoria sobre los cincuenta filósofos de Alejandría.
Alfonso Rovira 03.03.1995
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