Artículo de opinión de Xavier Cantera
“A la memoria del padre Vicente Peris Coret, capuchino de los pobres”
Una opinión más
Un amigo y comentarista de El Seis Doble me pide: “como compañero del padre Vicente Peris durante muchos años, una reflexión relacionada con lo que él entendía por la “Teología de la Alimentación”. Da la coincidencia que cuando leo esta petición estoy viendo en la TV el inicio del cónclave que elegirá al nuevo Papa y los medios comentan sobre los papables, sobre la mentalidad que debería tener el elegido y sobre los cambios que se deberían producir en el Estado Vaticano, en la Curia Romana y en la Iglesia Católica para estar más próxima a los problemas de las personas, sobre todo, de los más pobres. Se habla de dónde debería proceder el futuro Papa pensando que porque venga del tercer mundo tendrá más capacidad para decantar la acción de la Iglesia hacia los excluidos de este sistema capitalista injusto. Vicente era muy amigo del cardenal hondureño Madariaga, el cual sonó en el anterior cónclave y es actualmente presidente de Cáritas Internacional. Sería un buen Papa, pues defendió a Vicente como pude comprobar en una reunión que tuvimos con él en su visita a Valencia no hace mucho tiempo. Aquí es donde entra la ‘Teología de la Alimentación, de Vicente Peris pero, sobre todo, su ‘praxis’, su acción liberadora inspirada en esa teología, en su firme creencia en el Jesús de la Bienaventuranzas. Por eso estoy convencido que su coherencia le ha permitido descansar en paz: “Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a verme”. Claro que a los orondos cardenales que veo en la pequeña pantalla nos les hace falta precisamente más alimentación. Si acaso refrescarles la memoria de los millones de niños que mueren de hambre en el mundo cuando ellos lleva encima ropas por valor de más de 6.000 € cada uno. Tela, tela, tela y no dacsa, dacsa, dacsa.
Vicente Peris tenía una frase que resumía muy bien esta síntesis entre teología y acción liberadora: “El Senyor el que vol es dacsa. Es el Señor quien nos invita a ser solidarios no sólo de palabra sino también de obra. A dar lo que más necesitan los pobres, obras sociales y pan”. Hubo un tiempo en el que quien tenía ‘dacsa’ para comer era un privilegiado. Vicente vivió sus primeros años como profesor del Colegio Seminario de los Capuchinos dando clases pero ya, en aquel tiempo, estaba preocupado por la alimentación de los niños que educaba y como sabía que no contaba con muchos recursos, cuando salíamos de excursión, Vicente tenía la suerte de encontrar siempre en el camino algún campo de naranjos, de uvas o algarrobos de un familiar suyo o, por lo menos, eso decía él. Todo para que los estudiantes no pasaran hambre y estudiaran. Después, en Colombia, organizó, entre los indios arhuacos, granjas y explotaciones agrícolas para, además de crear puestos de trabajo en la Misión, tener materias primas para la alimentación de los indígenas, sobre todo, de los niños en la escuela. “Con el estomago satisfecho ya podíamos hablar de Dios y de los hermanos”. Después en Honduras, esta “Teología de la Alimentación” le animó a poner en marcha, en colaboración con las personas de aquella ciudad diferentes explotaciones agrícolas, ganaderas y piscifactorías para proveer de todo lo necesario a los tres comedores infantiles, para unos 270 niños al día, que estaban funcionando junto a la Casa Cuna Alzira y al colegio para los pobres de los bordos del río. “La Teología de la Alimentación” practicada por Vicente Peris tenía cuatro pilares: Dar trabajo, dar casa, dar comida y dar formación (curioso, las mismas necesidades que hoy tenemos aquí) y sobre ellos trabajó por transmitir, que no imponer, su acción misionera con la cual su Iglesia se aproximaba a los pobres aunque la jerarquía no lo viera del todo bien. Si no fuera por la Iglesia de base, a la de Roma no la conocería ni su fundador. Espero que el nuevo Papa ayude a eliminar esta distancia y enemistad que separa a la Iglesia del Pueblo y, sobre todo, de los pobres.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Xavier, gracias por la rápida respuesta y gracias al Padre Vicente por su ejemplo y compromiso vivido diariamente con los más desfavorecidos y vulnerables. Vimos tiempos donde la práctica de la "Teología de la Alimentación", aquí, en nuestro mundo próximo necesita ser vivida y compartida a través de la Cruz. ¿Se asemeja el Padre Vicente con su coherencia de vida al Cirineo?,...
Dicen las escrituras referidas al CIRINEO en los textos de la Crucifixión y muerte de Jesús ( (Mt. 27.32-56; Lc. 23.26-49; Jn. 19.17-30) " 21 Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz". Al padre Vicente no le obligó nadie a tomar la "Cruz",su respuesta y compromiso a trabajar por los necesitados, fue una decisión personal, coherente y muy valiente . (...). A veces en la vida nos llegan cruces que no nos tocan y no nos gustan. Simón de Cirene iba paseando, cansado del trabajo, y seguramente le molestó mucho que lo obligaran a él a cargar. La vida está llena de problemas propios o ajenos que no buscamos y tenemos que cargar con ellos. Jesús se presenta a nosotros muchas veces cuando no lo buscamos (...). La bendición que esa carga trae consigo, sin embargo, siempre es mayor que el dolor y el cansancio que provoca. Más que abandonarnos esperando que llegará la ayuda, debemos estar atentos para ayudar al necesitado. Todos debemos ser Cirineos - Todos debemos de ser "Vicentes" - los unos para los otros, en el entendimiento de que la ayuda que damos a nuestro hermano en necesidad, es el mismo Cristo el que la recibe, la agradece y la recompensa. Nunca es tarde para ayudar ni es inútil la ayuda prestada. Ojalá Simón hubiera llegado antes, ojalá hubiera podido evitar todas las caídas... Lo que pudo hacer fue aparentemente muy poco; sin embargo, para Jesús, para la salvación de Simón y para la nuestra fue enormemente significativo. Padre Vicente, una vez más gracias por su ejemplo y entregada vida , para los que tuvimos la suerte de conocerle y compartir momentos de oración; pienso que Usted se asemeja mucho a la figura del buen Cirineo llevando con alegría y decisión la CRUZ y ayudando en vida a nuestros hermanos vulnerables en sus necesidades diarias.
Aunque ya han pasado muchos años, recuerdo al Padre Vicente con alegria en aquellos años que tuve la suerte de convivir con él en la Parroquia de La Encarnación, le recuerdo como como hombre de Dios, ejerciendo diariamente su ministerio sacerdotal, siempre buscando y estando cerca de los fieles, visitando, escuchando y ayudando a las familias de la parroquia, le recuerdo participando en sus necesidades y alegrias, siempre cuidando de los débiles, atendiendo a los mayores y a los enfermos,... El Padre Vicente, junto a al Padre José María y junto a Xavier, nos ayudaron a cada uno de los feligreses a cumplir con nuestros propio deber de cristianos y siempre fomentaron el crecimiento de la vida cristiana en todos. Su ejemplo y apertura nos ayudaron a muchos a conocer y a vivir más a Cristo. Gracias.
Nunca se le podrá agradecer bastante al Pare Vicent todo el bien que hizo, tuve la gran suerte de conocerle y compartir muchos ratos siendo catequista, su dedicacion para con todo el mundo era ejemplar. Siempre estará en mi corazón.
Le recuerdo en la Escola Nova, fui maestra de su dicha escuela. Todos los padres de los niños y maestros le teníamos mucho cariño. Era un hombre muy bueno y agradable. Hace muchos años desde que se fue de Alzira no lo he visto. Tengo muy buenos recuerdos de su persona. Era una persona entregada a Dios en el prójimo, un excelente franciscano.
Rosa María de Dios
El punto de arranque del padre Vicente era el gran protagonista de la aventura cristiana: Jesús de Nazaret. Los que le conocimos siempre le vimos fiel al mensaje de Jesús y siempre atento a las necesidades de las personas. El padre Vicente nunca escatimó tiempo para ayudar a sus parroquianos a través del diálogo, el propio ejemplo cristiano vivido y la comprensión sincera.. El suyo fue un servicio diario a los más necesitados y a la Iglesia, servicio y talente personal incómodo para algunos; pero hoy, con el paso del tiempo, hemos de reconocer su gran valía personal, su fidelidad a Jeús de Nazaret y lo mucho que nos aportó a todos aquellos que tuvimos la suerte de convivr algunos años con él.
Me quedo con la siguiente frase: “El Senyor el que vol es dacsa. Es el Señor quien nos invita a ser solidarios no sólo de palabra sino también de obra...", la invitación nos anima a dar la mejor respuestas solidaria frente a la situación que hoy viven y vivimos la inmensa mayoría de cristianos,
Añadir un comentario