Artículo de opinión de Xavier Cantera
“¿Vamos a poder conseguir algo con nuestro voto? ¿Podemos parar esta destrucción de nuestro Estado del Bienestar? Yo creo que SÍ”
También a mí mismo me parece el tema de Europa como algo lejano y complicado de comprender para extraer conclusiones prácticas a la hora de votar, teniendo en cuenta que ha aumentado la distancia entre los españoles y Europa. Sin embargo, nos repiten, para justificar el incumplimiento de su programa electoral, que “Europa lo manda”, “Europa nos obliga” y “en Europa se decide lo mejor para sus socios”. No cumplen su programa pero obedecen a la Troika Europea en más del 60% de los temas de nuestra realidad socio- económica. Y con Europa y la herencia de Zapatero, quieren esconder sus responsabilidades. Menos mal que tenemos el ejemplo de la Comunidad Valenciana donde han gobernado ellos durante 20 años y ellos mismos son su herencia, en total ruina, a todos los niveles.
El 20 de febrero de 2005, con la abstención del 57’68”% de los españoles, se aprobó el Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa. Este referéndum no sirvió para nada porque el proyecto fue rechazado por Francia y los Países Bajos. Y aunque fuimos “los primeros con Europa” al votar, estamos sufriendo, como nadie, las consecuencias de estar bajo una autoridad a la que no hemos elegido y que se rige por los criterios intocables del capitalismo bancario y especulativo y bajo una obsesiva intención de equilibrar rápidamente el déficit producido por los negocios privados, recortando el Estado del Bienestar de los currantes inocentes. Se ha repetido el mito, o patraña, del “Rapto de Europa” por el Toro que, en un momento, nos deslumbró con su blancura inocente y, confiados de que era manso, nos engañó con sus promesas de llevarnos a playas paradisíacas donde todos disfrutaríamos del reparto igualitario de las riquezas mediante la práctica real de la Europa Social, democrática, ilustrada, defensora de los valores humanistas y de los derechos humanos e incluso quisieron, en un gesto de internacional catolicismo, dejar constancia de la presencia del cristianismo en el ADN de la Nueva Europa. ¡Cínicos y fariseos!
Después de la austeridad que nos están imponiendo, de los recortes que nos están aplicando, de la pérdida de derechos que estamos sufriendo los trabajadores y la ciudadanía ¿Vale la pena votar en las Elecciones Europeas? ¿Vamos a poder conseguir algo con nuestro voto? ¿Podemos parar esta destrucción de nuestro Estado del Bienestar? Yo creo que SÍ. Esta Europa no es la que queremos. Deseamos otra Europa mejor para todos y, por lo tanto, debemos aprovechar la ventaja de conocer bien de cerca a los partidarios de todas las candidaturas que se presentan y cómo actúan cada día entre nosotros en el Gobierno Central, autonómico o local. Sabiendo que, con los mismos valores y criterios con los que gobiernan aquí, lo harán desde Europa porque ya lo están haciendo. El objetivo es arrebatarles la mayoría absoluta para que no puedan, desde el Banco Central Europeo, ayudado por la Comisión Económica, volver a secuestrar a la Europa de la ciudadanía, de los pueblos, de los dependientes, de los derechos de los trabajadores, del reparto de la riqueza entre todos y de la inclusión, mediante el Bienestar Social, de los más empobrecidos. Lo que desean es que no votemos los pobres para seguir mandando los poderosos. Nos equivocamos en las anteriores europeas, cuando el 54% se abstuvo, entregándoles todo el poder en sus manos. Nos han hecho pagar a los inocentes, los desmanes de los que siempre ganan y nunca pierden. Hay que votar y decidir la Europa que queremos y cómo deseamos que se repartan las cargas.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Totalmente de acuerdo, el único arma de que dispone el pueblo frente al poderoso es su unión, la cual hacemos valer a través de nuestros votos. Si no hacemos uso de ellos, el beneficio siempre va a recaer sobre el voto cautivo, que siempre es mayoritariamente de derechas. Es hora de que pongamos en práctica otra forma de castigar al que lo hace mal, que se dé cuenta de que no somos tontos ni pueden hacer con nosotros lo que quieran. Sólo votando a una candidatura que pretenda ejercer una políttca diferente, que corte con el continuismo del poder europeo, podemos cambiar el rumbo de nuestro futuro.
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