“Dio una lección de lo bonito que puede sonar un fagot en las manos correctas”
La Península ibérica estuvo bien representada la pasada noche puesto, que la Sinfónica de Monterrey (California) dio la bienvenida a un distinguido director invitado de Portugal y a un extraordinario fagot solista de España. El director Álvaro Cassuto, pareciendo un benevolente y amigable abuelo, transmitió un sentimiento muy acogedor desde el podium, e Ignacio Soler Pérez, pareciendo un benevolente y amigable nieto, nos dio una lección de lo bonito que puede sonar un fagot en las manos correctas.
El concierto de la tarde fue el único concierto existente para fagot de Mozart (otros cuatro no sobrevivieron) en si bemol mayor KV 191, compuesto en 1774 cuando Mozart tenía 18 años. Aunque el concierto ha sido bien interpretado por la fagotista Jesse Read en algún pasado Festival Bach de Carmel, la audiencia de la Península de Monterrey escuchó en la interpretación de la pasada noche por Pérez algo bastante excepcional y especial. Pérez tiene un gran sonido y puede formar las frases más bonitas desde el registro más bajo al más agudo en su instrumento-nunca forzándolo en el nivel más fuerte, sin perderlo cuando alarga la frase hasta un inaudible pianissimo como él hizo al final de la bonita cadencia del Andante ma adagio (segundo movimiento). Especialmente impresionante fue el modo en el que Pérez demostró un extraordinario control de la respiración y consiguió una simple y natural expresividad sonando el fagot en este movimiento lento como un gran cantante en una elocuente aria. En los otros movimientos Pérez nos impresionó con su fácil, pero nunca superflua virtuosidad que siempre sirvió propósitos musicales. El final del concierto fue maravilloso-parte virtuoso juguetón y parte Mozart en su mejor ópera. La audiencia respondió con una gran ovación de pie.
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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