Por: Antonio Caballero
El escritorio será un reflejo de la riqueza y status de su dueño
La escritura es la acción de representar mediante palabras y signos, ideas y conocimientos. Desde la prehistoria el hombre ha tenido necesidad de comunicarse y expresarse, fue con la aparición de viejas civilizaciones como la mesopotámica y la egipcia cuando la acción de la escritura requiere de elementos, utensilios y ajuar característicos. Conservar la memoria, dar constancia de un hecho, ha sido la función principal del escriba, este ritual necesitaba de diverso objetos y de un soporte.
En la cultura greco-romana los escritorios (scrinium y escriptorium) son las piezas de mobiliario sobre las cuales se realiza la acción de escribir. El “scrinium” da nombre al espacio (solía ser un pequeño cofre cilíndrico) en el que se colocan y también contienen los instrumentos para escribir. Al evolucionar hacia el “escrptorium”, estas piezas singulares desarrollaron otras múltiples facetas de uso como puede ser la de guardar y contener documentos, escritos que podían ocultarse en compartimentos secretos del escritorio.
El escritorio es una evolución del arcón, una transformación que ha llevado siglos y que el hombre ha sabido a adaptar a sus necesidades.
Las referencias documentales más antiguas nos hablan de las arcas-escritorio y de las arcas-mesa estructura de arca con asas y transportable, el interior adaptado a los nuevos usos. Gracias a los inventarios y testamentos conservados sabemos que el termino escritorio hace referencia a este tipo de mueble, en otros tantos documentos aparece la denominación de contador al mueble que servía para guardar dinero, documentos contables, etc. En los mismos textos se emplea la terminología “papelera” para referirse a muebles en cuyo interior se guardaban papeles escritos.
Los escritorios cuentan con múltiples cajoncitos y puertecitas llamados “secretos” ocultos al extraño y que solamente el propietario puede acceder, compartimentos reservados a contener documentos de gran importancia, valores o tentaciones para la mirada de unos pocos pueden conocer.
Podemos afirmar que la forma más correcta para denominar aquellas piezas de una tapa abatible, con un frente interno o muestra compuesto por múltiples gavetas y en ocasiones puertas, es escritorio y papelera para aquellas que careciendo de tapas abatibles presentan su frente directamente al espectador.
La mayoría de estos muebles de los siglos XV al XVII llevan asas laterales que permitían su fácil transporte, básicas, por el carácter móvil que tenían, ya que acompañaban a sus propietarios en sus viajes.
Desde el siglo XVII, cuando la estructura del frente del mueble se consolida como modelo, los motivos y las técnicas decorativas serán las que faciliten la identificación de las piezas.
El comercio entre Europa-América-Oriente jugó un papel preponderante en la difusión decorativa de diferentes modelos en todo el mundo, se convertiría en un mueble universal. El intercambio de objetos y de materiales fue clave en la creación de estereotipos que van a influir en las producciones de los diferentes territorios, modelos a los que se agregan particularidades muy singulares, esta circulación de objetos creo mercados de artículos de lujo.
El escritorio será un reflejo de la riqueza y status de su dueño, carey, marfil, concha de tortuga, filetes de oro y plata, ébano serán los imprescindibles de la nobleza y potentados.
El mobiliario es una fuente fundamental para el acercamiento a las sociedades, sus usos y costumbres, gustos, modas y demandas. En los muebles encontramos indicios sobre los métodos de manufactura, talleres de producción, medios de exportación e importación, influencias, adaptación y adopción de formas, estilos y elementos decorativos.
El devenir del tiempo y la modernidad, hizo que este mueble sufriera nuevas transformaciones y nuevos usos, hoy el escritorio ya no lo utilizamos para escribir, su nueva función es teclear para escribir en el ordenador…pero nuestras ideas, pensamientos fueron transmitidos por el escritorio. Platón, Cervantes, Schopenhaur, Thoreau, Baroja, Neruda, Fuster, Hemingway, Bécquer transmitieron sus enseñanzas sobre estos soportes.
Antonio Caballero Bataller
El Seis Doble no corrige los escritos que recibe. La reproducción de este texto es literal; fiel a las palabras, redacción, ortografía y sentido del autor/es.
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