Artículo de opinión de Xavier Cantera
“Alguien, responsable de vigilar que no se utilizara este veneno en nuestra agricultura, miró para otro lado”
Una opinión más
Algunos dirán: “lo que nos faltaba, además de sufrir la austeridad que nos imponen los que mandan en la economía mundial, nos castigan ahora con una ‘plaga bíblica’, como en Egipto” “Moisés y Aarón hicieron como Yahveh les mandó; y alzando la vara hirieron las aguas que habían en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos”. “El agua del río y de todos los canales y piscinas de Egipto se tornó en sangre y se corrompió, de modo que no era potable, e incluso los peces se morían”. ¿Quién es el faraón que nos esclaviza? ¿Quién es el salvador que nos castiga para salir con la suya? Ya lo decían los profetas ecologistas hace algunos años: Cuidado con los herbicidas, hay algunas industrias que hacen su negocio con nuestra agricultura y con nuestra salud. Pero nosotros los calificamos de melenudos, anti sistema, anti progreso, radicales, de enemigos de los agricultores, no los elegimos con nuestros votos y los expulsamos de la ciudad. Seguimos siendo esclavos sumisos.
Otros, considerándose clase media, se quejarán: “Además de todos los recortes que sufrimos para que los bancos recuperen sus fondos, en el siglo XXI, tenemos que volver a coger el cántaro, el barreño o la garrafa para ir a las fuentes públicas, hacer cola, y llevar agua potable a nuestras casas”. Vuelve a sus mentes el fantasma de principio del siglo pasado, de la España oscura y tercermundista. Era una imagen, ya olvidada, pero que reafirma la vivencia que tienen muchas personas cuando dicen que en un año hemos retrocedido cuarenta o cincuenta. Y todo, por una economía que no considera la ecología como fuente de calidad de vida y de salud para el futuro.
Algunos, tocándose el bolsillo, se lamentarán: “Además de los copagos que nos imponen los que deciden que debemos aportar algo para pagar la estafa que otros cometieron, ahora debemos gastarnos otra parte de nuestra pobre economía comprando garrafas de agua”. Siempre a pagarlo los mismos, los que amasamos el barro con nuestros pies esclavos. Los fallos en los controles sobre la economía, la sanidad y en la seguridad alimentaria acaban sufriéndolos los ciudadanos con menos recursos. El respeto al medio ambiente y el apostar por una economía sostenible siempre ha sido más rentable y beneficioso para el bienestar de todos. Pero algunos imponen su negocio.
Cada día es más cierto, aunque tengamos un nivel de vida muy aceptable con agua potable incluida, el dicho de que: “por la boca muere el pez” y por eso debemos vigilar lo que comemos y bebemos. Alguien, un día, quiso ganar mucho dinero e inventó un producto para producir más y más rápido en el campo.
Alguien, responsable de vigilar que no se utilizara este veneno en nuestra agricultura por su degradación con efecto retardado, por muy rentable que fuera para algunos, miró para otro lado y colaboró con esa industria próspera que incluso creaba puestos de trabajo e iba salvar la agricultura valenciana. Pero se olvidaron de la calidad de vida de las generaciones futuras, nosotros. Nosotros, los que consentimos aquellos delitos, ahora somos castigados por la ira de la madre Tierra. Nos escaparemos de Yahveh pero no de Ella. Hagamos las paces. Menos mal que vienen las fallas y lo que menos beben algunos es agua. Se salvarán.
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Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Si quieres sentar cátedra, cuando hables, habla en tu solo nombre; pues Yahveh no nos tiene secuestrados ni sufrimos el síndrome de Estocolmo. Tú eres libre y siempre lo serás, aunque te hartes de vino para salvarte.
"el que escandaliza a uno de estos pequeños... más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino..."
Éste sí es un castigo bíblico, ya ineludible ya para muchos.
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