Por: Rosa María de Dios
A los ojos de Dios todos sus hijos somos iguales sin excepción porque nos creó con gran amor
Hermanos en Dios nuestro creador, Madre Divina, que como un vientre materno de una madre de la tierra nos engendró a todos con el mismo amor. Meditad bien estas palabras que voy a decir en este mensaje. Si no hay razón quitádmela y si la hay practicarla.
Pregunto: ¿tiene más valor la abeja que nos da la miel que la oveja que nos da su leche y su lana? Son diferentes de forma y de cualidad, pero ellas son para el hombre con igualdad en la necesidad. ¿Es más el sol que la luna? Pendientes colgando en este grande universo están y nos da la luz durante el día y la luz en las noches oscuras. Son de diferentes formas y cualidades, pero para el hombre por su utilidad son iguales. ¿Es más una naranja que un limón? Son diferentes de forma y colores y de sus cualidades, pero para el hombre necesario son sus dones. ¿Es mejor la rosa que el clavel? Son diferentes de cualidades, cada una tiene un perfume y una forma, el hombre se deleita siendo para ellos iguales, con un ramo las juntan y las lucen orgullosos por su gran hermosura.
Toda creación el Hacedor, el gran diseñador, todo lo hizo en máxima perfección. No hizo al hombre más que la mujer, sin la unidad no nacerían hijos de seres humanos para la tierra llenar. Pregunto a los hombres: ¿es más un médico que un paciente? ¿Es el paciente más que el médico? Sin el médico no ejercerían los pacientes y sin los pacientes no ejercerían los médicos. ¡Esto nos lleva a tratarlos con igualdad! ¿Es el maestro más que el alumno? ¿Es el alumno más que el maestro? Sin el maestro no ejercerían los alumnos, sin los alumnos no ejercerían los maestros. ¡También esto nos lleva a la igualdad! ¿Es más un labrador que un carpintero, es más un mecánico que un albañil obrero? Todos son necesarios para el buen funcionamiento. ¿Es más un representante de cualquier partido del gobierno que el ciudadano? Los gobiernos se llenan los bolsillos vaciando los del ciudadano y apartándolos de la igualdad por querer ser ellos más. ¿Donde ésta la igualdad del ser humano? ¿Por qué unos al usar la cabeza junto con sus manos, con gran ligereza y destreza le roba al hermano causándole mucho daño? ¿No ven ustedes que por ello viene la diferencia que hace nacer los odios y rencores que nos llevan a la guerra? ¿Por qué no hay igualdad? Con ella todo hombre tendría comida y un hogar viviendo sin guerras en la paz. Pero para el mal de los males la libertad que el Creador puso al hombre por avaricia no deseándolo solo un techo como hogar ni un solo árbol frutal este empieza a robarle al hermano dejándolo en la miseria, hambriento y sin un solo techo de hogar. Así, el hombre deshizo el pacto de nuestro Creador que todo lo hizo para todos sus hijos sin excepción y con gran amor.
El veneno de la víbora mordido por ella nos dejó en la fiebre de la codicia, de la avaricia, del orgullo y de la envidia. Caín mato a su hermano Abel dicho por las escrituras de la Biblia. Esa sangre derramada junto con tantas sangres que hoy el hombre derrama con injusticias se ha convertido un río de aguas bañadas de sangre que muchos se bañan en ellas y los buitres despedazan los cuerpos martirizados. Por querer la herencia que Dios a todos los hombres por igual nos ha dado y mueren victimas en ese río; en él han perecido por las propias manos de sus hermanos bañadas de sangre no les han llorado, aun después de muertos de ellos se han reído.
Nadie en esta vida es más que el otro. Los unos con los otros somos necesarios, debemos de ayudarnos y amarnos en la máxima perfección; viviríamos en la tierra en un gran paraíso terrenal, sin guerras, sin odios, sin rencores, teniendo todos por igual, con gran amor y grande paz. Ese es el mundo que Dios creó perfecto para el hombre en la tierra que es nuestro hogar. Lamentándolo y herido mi corazón digo: unos por esa avaricia mucho tienen y otros hambrientos por ello mueren.
Dios es la verdad y la vida. Fuera de Él nos salimos de su justicia y la tierra nuestro hogar sin Él está perdida. Con fe, como un granito de mostaza, todo nuestro alrededor por nuestras manos con justicia se movería. Sin causarnos a nosotros daño ni causar a nuestros hermanos.
“El que tenga dos túnicas que las comparta con el que no la tiene y el que tenga para comer que haga lo mismo”. Esos son los justos hijos de Dios, los que viven con sus hermanos con gran amor sin robarles y causarles heridas en el corazón. Vuestra hermana que os ama
Rosa María de Dios
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