Relato literario de Eva Borondo
“Le agarró el pelo con una mano para cortarle el cuello con el trozo de una vasija rota que portaba en la otra mano y salir huyendo”
Los domingos literarios
La segunda alma perdida que consiguió atrapar Pierre fue la de una niña de dieciséis años, de cuyo cuerpo extrajo la memoria de sus últimas horas. Se llamaba Carmen y era hija de una familia de alfareros que también poseía un extenso campo de olivares en la comarca norte de Jaén.
Carmen se unió esa mañana temprano a su madre y a otras vecinas de su pueblo a las labores de carga, en mulas y carromatos, de cientos de vasijas de barro, de todas las formas y tamaños. Cada grupo se dirigía a una parte, a ríos, fuentes, manantiales, norias privadas o pozos, con la intención de acercar agua a los soldados españoles en las zonas de combate.
Carmen se subió en una mula cargada y se fue sola por los caminos polvorientos, en el momento en que su madre atendía a las demás mujeres.
Conocía un atajo por el que llegar a la orilla de un riachuelo, pero a mitad de la senda se encontró de frente con un soldado francés que iba solo explorando el terreno en avanzadilla.
Confiado el soldado se bajó del caballo y se dirigió a la joven. Le pidió que parara en el camino. Ella lo miraba desafiante desde la altura de su mula, con pupilas ardientes, que guardaban en su retina la sangría de los invasores que habían pasado por su pueblo hacía tan sólo unos días.
Las tropas napoleónicas que habían dejado Córdoba y Jaén tras intenso saqueo se replegaron en Andújar llevándose trigo, paja y numerosos víveres, pero les eran insuficientes y necesitaban el agua tanto o más que los propios españoles. De esa forma asolaron pueblos y aldeas a su antojo.
Carmen fue muy veloz. Le agarró el pelo con una mano para cortarle el cuello con el trozo de una vasija rota que portaba en la otra mano y salir huyendo.
Pero no había avanzado más de dos kilómetros con su mula cansada cuando el soldado herido, dando aviso de ella, le azuzó una brigada de franceses que la encontraron finalmente recogiendo agua de un río.
El oficial que encabezaba la brigada y que portaba un casco dorado de cuyo extremo colgaban las crines de un caballo empezó a tararear La Marsellesa entre dientes, mientras sus hombres se disputaban la caza.
Carmen, sin posibilidad de huir y asustada por los soldados que corrían hacia ella, decidió, sin mucho tiempo para pensar, tirarse por el desfiladero que tenía a su espalda. Se despeñó y se rompió el cuello. Murió en el acto. Fundido en negro.
Pierre Duvall despertó de las memorias de Carmen con el eco del himno nacional francés que sonaba en su cabeza desentonado y fantasmagórico. (Continuará) #p#ierreduval
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Primero, Felices Pascuas. Segundo, que, aquí estoy siguiendo su relato, que como ya sabe, épico-fantástico relato, a un servidor no le roba nada de tiempo, y a mi opinión personal, con sus relatos si que da más por menos. Otra vez, le felicito. ¿Puedes decirme si tienes algún libro en alguna editorial? si tienes alguno me gustaría,leerlo, gracias y saludos Juan Vcte.
Juan Vcte, Felices Pascuas a ti también.
Que te guste el relato para mí ya es una gran satisfacción. No tengo casi nada publicado que no sea en este diario, en realidad, porque empecé a escribir hace relativamente poco tiempo. Tengo una novela corta, pero es inédita y pocos la conocen. Mi intención es seguir escribiendo y ojalá algún día encuentre una editorial que me quiera publicar (el sueño de tantos).
Espero que sigas el relato hasta el final y lo disfrutes.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo con Juan Vcte., un magnífico relato que sigo con entusiasmo. Ójala algún día publiques algo y podamos leerlo. Un saludo y no dejes de escribir.
Gracias, Jara. El tiempo dirá.
Un abrazo.
Hola, Eva.
Enhorabuena por este relato por entregas donde mezclas la cruel guerra en el plano "real" con elementos delirantes y fantasmagóricos. Lentamente voy leyendo todos los relatos tuyos que hay en Elseisdoble , y me gustan mucho. Escribir, inventar, modelar la realidad, transformarla o fragmentarla para darle categoría de ficción es un trabajo maravilloso y muy enriquecedor, nos acerca a nosotros mismos. Y por supuesto leer también lo es. Te seguiré leyendo con atención.
Saludos.
Eva ¡eres muy buena, genial! (aunque supongo que ya te lo habrán dicho muchas veces).
Esta historia es de lo mejor que te he leído (y ya van algunos relatos).
Por la pasión e ilusión que se desprende de tus relatos me recuerdas (salvando las distancias) al Marques de Sade, que aunque la historia lo muestre como un personaje libertino poco se dice sobre su pasión literaria. Si tienes ocasión de ver la película The Quills, interpretada por Geoffrey Rush, entenderás lo que te quiero decir.
Me encanta saber que me leéis, que no son palabras al viento que se pierden.
Gracias Xavi, la parte más fantástica es aportación de un sueño que tuve en el que hacía como un camino a la muerte, luego me ayudé con ideas de La divina comedia de Dante y todos los personajes y sucesos están basados en hechos reales con los que me documenté y con los que aprendí mucho de nuestra historia en un momento crucial, el de la Independencia española.
Periquito, muchas gracias. Nunca me canso de oírlo, jaja.
Benito, gracias por tus palabras y me apunto la peli.
Un abrazo a todos.
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