La ofrenda más generosa
Una tradición que ya se celebraba a principios del siglo XX
El domingo se celebra la ofrenda de flores y frutos a la Madre de Dios bajo la advocación de la Virgen de Lluch, que es la Patrona de la ciudad, coronada el 22 de Mayo de 1966 en la Plaza Mayor; el lunes próximo se cumplirán 29 años de esta efeméride.
La verdad es que resulta difícil para el que suscribe tratar sobre el tema, ya que se pierde en el tiempo las fechas que dan origen la ofrenda de lo mejor de nuestros campos a la Virgen en su Santuario, antes ermitorio del Salvador, las flores y frutos de esta ubérrima tierra nuestra, que con gran maestría sembraron y cultivaron nuestros antecesores los árabes. Lo que si conocemos, ustedes, mis contemporáneos e incluso las personas mayores, saben bien de esta tradición, que ha ido transmitiéndose de padres a hijos, que han heredado este bien hacer honrando a la Virgen en el mes a Ella dedicado.
Recuerdo que en mis años de niñez, en las escuelas nacionales, la buena costumbre de los también buenos maestros, rezar el Mayo en las aulas, en la tarde al terminar la jornada escolar. Lo que si podemos decirles es que la costumbre de este acto de la ofrenda de flores arranca de hace muchos años, cuando los huertanos alcireños de las partidas situadas en los cuatro puntos cardinales ascendían a este ermitorio -entonces era el desaparecido que se ubicaba tras el actual Santuario- a nuestra incomparable “Muntanyeta”, balcón de la Ribera, promontorio o elevación tan cantada por poetas y escritores, como Blasco Ibáñez narra en su novela “Entre naranjos”, de principios de este siglo XX.
Los huertanos eran de las partidas de Fracá y Vilella, al sur de la población; de Xixerá, Tisneres o Vallvert, al norte, o de la del Cementerio, al este. Todos celebraban y lo siguen haciendo, fiestas en honor a la “Verge del Roser”, con el tradicional traslado de partida a partida. Que no desaparezca esta bella costumbre que nos legaron nuestros mayores que residían en los campos, en sus huertos alrededor la antigua Algetzira, la Isla.
No dudo que allá, a principios del presente siglo, que vamos llegando a su crepúsculo, cuando Blasco Ibáñez escribía su libro en Alzira narra el paisaje del ermitorio, donde se veneraba la imagen de la Virgen de Lluch, ya habría una señora como Andrea que dejara tantos recuerdos como ha dejado la última ermitaña que ha tenido este Santuario. En aquella época, también la ermitaña cantaría “els gojos” a la Virgen; no sabemos si sería con la gracia que tenía nuestra buena Andrea Ceballos, a quien echamos de menos. Era un encanto escuchar sus entonaciones “dels gojos”, -que el padre escolapio Salvador Calvo escribió hace más de noventa años- en valenciano, con acento de su ancha Castilla y por la mañana, al despuntar el día, la transmisión por la radio con su inconfundible y cantarina voz, el rezo del Santo Rosario. Me entra morriña, como diría un buen gallego, pensar en el pasado que ya no volverá.
Pero hoy, sin olvidar el tiempo transcurrido, la ofrenda de flores y frutos, si cabe ha ganado en calidad y cantidad; se ha transformado en una fiesta más participativa donde asiste con más preponderancia el pueblo.
Hace cien años, cuando nuestros antepasados ascendían a esta “Muntanyeta” del Salvador, no contaban con la importante presencia de las fallas; no las había. La mujer alcireña ataviada con el traje de huertana hace que resalte más su belleza. Antaño tampoco había una colonia alcireña en la capital de provincia que ahora también están presentes los que por diversos motivos residen en Valencia llegan a su ciudad natal para estar con sus paisanos y familiares en este acto tan bello.
Debemos resaltar la presencia en la ofrenda del domingo de asociaciones religiosas de Alzira y pueblos de la comarca; de entidades privadas y oficiales, como el Ayuntamiento; no olvidemos que la imagen de la Virgen de Lluch ostenta el honroso título de Alcalde Honorario Superior Perpetuo de nuestra ciudad, nombramiento que le fue otorgado por la Corporación Municipal que regía el Ayuntamiento en 1948.
La Real Cofradía de la Virgen de Lluch, organizadora del acto, quiere dar las gracias a todo el pueblo por venir a honrar a la Madre en el mes a Ella dedicado.
La fotografía que acompañamos es del 30 de Mayo de 1965. Una semana después del acto de la ofrenda de flores. En ella aparecen, José Palacios, presidente que fue de la Cofradía; Manuel Montagud, presidente de la Archicofradía de los Santos Patronos; Alejandro González, secretario de la Cofradía de la Virgen; el Arzobispo Dr. D. Marcelino Olaechea; la imagen de la Virgen de Lluch; Alfonso Navarro, Rafael Sanfrancisco y el arcipreste Francisco Albiol.
Alfonso Rovira 19.05.1995
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