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Estampas y recuerdos de Alzira (131)Dejad que los animales se acerquen a mí
La celebración de San Antonio, una fiesta con más de dos siglos de historia
En estos días, concretamente el 17, la barriada comprendida entre la calle Hort dels Frares, Pérez Galdós, Reyes Católicos, Santa Rita, Escuelas Pías y parte de la Plaza Mayor, sus vecinos devotos de Sant Antoni del porquet, se disponen a honrar con diversos actos a su patrón. Fiesta que se remonta a más de dos siglos de antigüedad. La fecha más antigua de la que se tienen datos se remonta al 6 de abril de 1789 pero, al parecer, ya se celebraba con anterioridad. La fiesta religiosa se llevaba a cabo en la iglesia conventual de San Agustín y la procesión, ya en la actualidad, recorre la jurisdicción de tres parroquias.
De diversas maneras, a lo largo del tiempo se ha festejado al santo en nuestro pueblo. Protector de los animales, siempre teniendo en cuenta las indicaciones que de San Antonio hace el libro de los Panegíricos que dice, “era un hombre singular y eminente que Dios sacó de la flor de la humanidad por una gracia; para que aprovechara de ejemplo en su vida de penitente; que sostuviera la iglesia con la pureza de su vida y que combatiera la herejía con la fuerza de su palabra y la eficacia de su silencio”.
Alzira, desde tiempo inmemorial celebra la fiesta a Sant Antoni Abad. Se le rinde tributo venerándolo y ofreciéndole toda clase de animales domésticos que, indudablemente, protege acompañando en procesión, sobre todo caballerías a modo de escolta en el desfile procesional por las calles de la barriada tras la misa solemne que se celebra el día 17 en la parroquia de San Juan.
Hasta 1933, la fiesta religiosa se celebró en la iglesia conventual de San Agustín; a principios de los años 40, la imagen de San Antonio que había guardado durante el conflicto bélico Consuelo Sifre Gómez, volvió a recuperar la fiesta llevándose a cabo en la capilla de la Casa de Beneficencia hasta 1973, en que tras la reforma del edificio y entrar en funcionamiento el Colegio Santos Patronos trasladaron la misma a la parroquia de San Juan.
Es tradicional la quema de hogueras la noche de la víspera del santo. La principal en la Plaza Mayor, pero también las hay en casi todas las calles de la ciudad, donde los vecinos queman todo lo inservible que guardan durante el año en sus casas.
Antaño se celebraba una demostración de caballerías; consistía en una correría antes de la procesión en la tarde de la fiesta. Es digna de recordar porque reunía a mucho personal, tanto al que tomaba parte, como los espectadores. A las seis de la tarde, los jóvenes alcireños montados en caballos, rocines o burros, se agrupaban frente a la iglesia de San Agustín —hoy oficina de Bancaixa—. Llegaba la hora señalada y todos los jinetes, a un tiempo, en vertiginosa carrera salían a buscar la entrada de la calle de las Escuelas Pías. Llegados a la frontera de dicha calle, en la Plaza Mayor, viraban a toda velocidad a la derecha y de un salto, si salvaban los escalones con la suerte de no resbalarse la caballería, con los aplausos de los espectadores seguían la veloz carrera desapareciendo al fondo, donde cruzaba la calle Santa Rita.
Hace unos 30 años la fiesta decayó un poco, pero volvió a tomar incremento y en la actualidad, desde hace unos lustros, la fiesta a Sant Antoni viene celebrándose con notable participación. Los organizadores se esmeran cada año en la programación de actos. Reúnen a muchos alcireños días antes en la celebración del Día de la Bicicleta. Ya no suben las caballerías los escalones de las Escuelas Pías; se instala una rampa de madera para que puedan acceder sin peligro de perder el equilibrio y al mismo tiempo lo hacen también con facilidad los carros tirados por potentes rocines, así como tartanas y calesines.
En la foto que acompañamos, del archivo de Antonio Pérez Pelufo, vecino de esta barriada, tomada en la fiesta a San Antonio en 1928, hemos podido identificar con su ayuda, a Pepe Ibáñez, “Machaca”; Paco Alfonso, “Carbonero”; Carmen Úbeda y al propio Antonio Pérez, entre otros festeros de la época. Al fondo de la foto, la imagen de talla labrada en madera policromada, de 57 centímetros de altura. Construida, quizás, a mediados del pasado siglo. Pende de la misma una campanilla con la inscripción, 17 Enero de 1902.
A partir del nacimiento de la fiesta -más de dos siglos-, se crea una tradición que en la actualidad sigue llevándose a cabo; consiste en tocar la campanilla que lleva el santo, “per a trovar novio/a però aixó sí, no hi ha que tocarli-la al porc, puix pot eixir un novio morrut... i entonces habien fotut l'invent”.
Alfonso Rovira 13.01.1995
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Cultura : Historia, Patrimonio, Costumbrismo y Pasado,
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