Artículo de opinión de David Jorques
“La reforma no es gratis y los estudiantes, incluidos los jóvenes alzireños, pagamos las consecuencias de una mala adaptación”
David Jorques Rosell
Todo nos lo pintaban muy bonito “es la universidad del siglo XXI”, decían. Más contacto con otras lenguas, culturas, evaluación continua, “tus notas no dependerán de los exámenes finales”, más oferta de títulos universitarios, más especialización, bla, bla, bla... Locuaces palabras y charlatanería, como siempre. Me considero un tanto idealista y en su momento confié plenamente en la reforma educativa, pensé que sí, que presentaba algunas ambigüedades pero que avanzaríamos y abriríamos las puertas de este periférico país a la esencia de Europa.
Mientras tanto, las manifestaciones ya reivindicaban la paralización del “experimento” Bolonia. Se creó, recuerdo, una movilización de estudiantes de las más numerosas. Luchaban por paralizar o matizar algo que les había sido impuesto casi “sin preguntar”, como declaran algunos; pero finalmente como todos sabemos la reforma inicial se llevó a cabo.
Ahora nos debemos enfrentar a un panorama universitario aún más complicado: menos recursos para una estructura educativa más exigente, conocimientos sintetizados, más trabajos prácticos y unos exámenes que siguen el mismo esquema que en los años anteriores a la reforma educativa. El temido examen final en el que te la jugabas sigue ahí; pero ahora, además, debes, en muchos casos, entregar las prácticas y trabajos evaluables ¡el mismo día de la prueba!
Se acercan los resultados, el periodo de exámenes finales sigue vigente. La generación Bolonia o, mejor dicho, la “generación Cobaya” se somete a las pruebas de laboratorio...
Una adaptación a Europa y una homogenización de los planes de estudio era una posibilidad realmente atractiva; crear el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES); pero, ¿a qué precio? La reforma no es gratis y los estudiantes, incluidos los jóvenes alzireños, pagamos las consecuencias de una mala adaptación. Somos “guiris ignorantes” en un restaurante de lujo, Bolonia.
Holanda es un país en el que Bolonia funciona de una manera excepcional; como siempre, los holandeses van por delante. Si en España no se cambia la estructura y se adapta a las nuevas exigencias europeas, los grados, antes licenciaturas o diplomaturas, quedarán totalmente descompensados. Si añadimos la necesidad de estudiar un máster (de manera casi obligatoria y pagando) la cosa pinta aún peor, sobre todo para las familias que no puedan asumir ese gasto. Pedimos reajuste, pedimos seriedad, no pedimos privatización ni falta de calidad.
¿A que fastidia pedir por favor unos espaguetis a la boloñesa y que te los sirvan precocinados? Eso mismo sentimos muchos de nosotros.
David Jorques, alzireño y estudiante de periodismo en la Universidad de Valencia
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Siempre acaban pagando los errores, los jovenes. Si ellos, son el futuro, los que llevarán el país adelante, es un error no invertir en su formación.
A este articulo le falta añadir, que ha habido un gran numero de jovenes que trabajaban entre semana coincidiendo los horarios de trabajo con los de clase y que han tenido que dejar de trabajar y ya no pueden compaginarse los estudios con la carrera debido a que con Bolonia la asistencia a clase cuenta a la hora de la avaluación continua segun en que universidades en una medida muy grande, por lo tanto además de todos los contras que tiene Bolonia esta causando mas mal que bien.
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