

Desentrañando los vericuetos de la información que desinforma
La mayor aventura de mi vida
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Mi intención, al escribir estos artículos, no es otra que tratar de averiguar qué hay de cierto o falso en algunos rumores, bulos y chismes que circulan por la red.
Todos hemos creído, en alguna ocasión, algo que era completamente inventado, aunque tan bien urdido que no solo lo tomamos por verdadero, sino que, además, colaboramos en su difusión. Puede que incluso nos hayamos vanagloriado de nuestros conocimientos y, cómo no, estando muy convencidos de nuestras palabras. Sin embargo, pasado un tiempo, podemos descubrir que fuimos unos insensatos y caímos en la trampa como tantos otros.
Esto fue, precisamente, lo que me ocurrió a mí con la expresión “Ser un coñazo”. De este modo, he pensado que, quizás, una buena manera de empezar a esclarecer algunas de estas patrañas sea haciendo un acto de contrición.
Después de indagar por interminables fuentes que, a estas alturas, ya dudo de su veracidad, he llegado a la conclusión de que un colaborador habitual de una más que conocida publicación digital, famosa por sus parodias y sátiras, fue el artífice del embrollo: según él, un cineasta de principios del siglo XX, un tal Armando Flores, creó un género conocido como “porno fantástico” y a una de sus cintas la llamó “El coñazo”. La película era tan aburrida que dio origen a la citada expresión. Así mismo, añade a la historia una larga lista de supuestos filmes de dicho cineasta e incluso encuentra un fotograma que, por curioso, añadimos como imagen de este artículo.
Tristemente, porque he de reconocer que este origen resulta cómico e interesante, todo esto no es cierto: “coñazo” no es más que el aumentativo de “coño” y vete tú a saber porqué se empezó a usar, no se sabe cuándo, para decir que algo era tedioso y aburrido, ya que ni los expertos lo tienen claro.
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
No cabe duda que con los órganos sexuales (masculino y femenino) hay múltiples expresiones. Al respecto, la que más curiosa me parece es la palabra 'testigo'. Según leí hace tiempo, viene de la antigua Roma, ya que los únicos que podían declarar eran los hombres y lo hacían con una mano en los testículos... de ahí el origen.
Siendo maloso, aunque ciñéndonos a la etimología, podría decirse "Los testículos de Jehová".
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