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Estampas y recuerdos de Alzira (125)Del sufragio a Santa Catalina
Recuerdos inolvidables de la plazuela donde disfrutábamos del recreo los niños
Se asombrarían ustedes si pudiéramos retroceder veintisiete años y comprobar la línea donde llegaba la fachada principal de la antigua ermita de Nuestra Señora del Sufragio y Jesús Nazareno, que dio nombre a la popular plaza del Sufragio. Era frente el edificio de los nuevos juzgados y la parte trasera, a unos metros de las espaldas del edificio San José, el de los dos pasajes inferiores. Podríamos señalarlo casi frente a la puerta de entrada de la Delegación de Hacienda actual.
La ermita del Sufragio ocupaba una manzana; al lado, formando parte del mismo, una pequeña vivienda que ocupó desde 1942, varios años, el sacristán de Santa Catalina, Manuel Ángel Cantos. Se construyó el edificio en 1753. A su derecha un pequeño callejón lo separaba de l'Escola del ratolí y la casa dels pobres, que lindaba con la muralla por donde se accedía a través de cuatro a cinco escalones; por la izquierda una amplia replaceta de piso de tierra, la muralla con un estrecho pasadizo llamado barbacana discurría desde el cuartel de la Guardia Civil hasta el mercado de detall.
Recuerdos inolvidables de la plazuela donde disfrutábamos del recreo los niños que asistíamos a la cercana escuela. Representaba aquel entorno las costumbres de nuestros antepasados dándonos a entender cómo eran y cómo preferían vivir. La pequeña iglesia recibió el nombre de Nuestra Señora del Sufragio. Usada por nuestros antepasados, hasta que fue arruinándose y llegar al extremo de servir de almacén municipal para útiles de limpieza.
La picola, hace más de un cuarto de siglo, se encargó de hacer desaparecer más de dos siglos de historia; las jóvenes generaciones no saben que junto a la plaza estaba la ermita. Ya les dimos al principio una pequeña idea.
Sabido es que nuestros antepasados acostumbraban a tener sus cementerios cerca de las iglesias y en Alzira todos los conventos disponían de su camposanto para dar sepultura a los religiosos o religiosas llevándolo a cabo, generalmente, dentro de las capillas o ermitas conventuales.
La iglesia de Santa Catalina, que no dependía de convento alguno, siempre ha estado destinada a parroquia, después de ser transformada en templo cristiano la antigua mezquita árabe, lindante con lo que fue la plaza mayor de la ciudad, hoy de la Constitución, los cristianos alcireños desearon tener un cementerio a espaldas de la referida iglesia, apoyándose la cabecera en la muralla. De esta manera, el nuevo cementerio, que llevó el nombre de fosar de Santa Catalina, carecía de iglesia y, por ello, els Jurats de la Vila, a mitad del siglo XVIII, levantaron la nueva ermita que por su lugar fue designado muy bien el nombre para orar en sufragio de las almas de los que estaban allí enterrados.
Debido a las exigencias de salud pública, se construyó un nuevo cementerio al exterior de La Vila, en la partida de Tulell, quedando sola la ermita donde se guardaban los distintos pasos de la Semana Santa, así como utensilios religiosos. En la actualidad, tras convertir el solar en vía pública, el Ayuntamiento tiene un ambicioso proyecto para urbanizar la plaza, que ya no será rectangular al autorizar la obra en la antigua casa donde vivía el que fue alcalde de Alzira, Carlos Llinares Ariño.
De aquella ermita, en 1942, al tomar posesión de párroco de Santa Catalina el sacerdote setabense Antonio Sanchis Castellano, el retablo fue trasladado e instalado en el altar mayor de Santa Catalina, al mismo tiempo que se reconstruía y pintaba el templo. El retablo, pintado de plata, se iba deteriorando tomando un color negruzco, por lo que recibió una mano de pintura marrón y así se ha mantenido durante los últimos cincuenta años. En el transcurso de este medio siglo, ha sufrido importantes daños que le causaron las aguas de la pantanada, ya que en el interior de la iglesia se midieron tres metros con ochenta centímetros y por otra parte no respondía a las exigencias de la liturgia del Vaticano II; la sede al pie del retablo era incómoda y el piso con altibajos. El párroco, José Nácher Riera, proyectó su restauración y reforma del presbiterio por lo que, en Noviembre del pasado año, fue desmontado el retablo y trasladado a los talleres del restaurador algemesinense Xavier Ferragud, donde ha estado un año trabajando en su restauración, logrando dejarlo en su estado primitivo. En cuanto a la hornacina del centro, la pintura que existía de Santa Catalina será reemplazada por una imagen de madera policromada, semejante a la de piedra de la fachada, labrada, al parecer, por Gaspar Dies. Todas estas reformas serán bendecidas e inauguradas esta tarde a las ocho, con motivo de la festividad de la titular de la parroquia, como también la sillería y el ambón donde se publicará la Palabra.
No se ha hecho más que continuar la restauración que inició el arcipreste Antonio Sanchis en los años 40, que continuaron sus sucesores Francisco Albiol, Juan Piris y ahora José Nácher.
Alfonso Rovira 25.11.1994
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Cultura : Historia, Patrimonio, Costumbrismo y Pasado,
Secciones : Estampas y recuerdos de Alzira,
Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
.....la escuela del "ratolì",Doña Maria,Don Juan,Don Ismael,el Rvdo.D.Antonio Sanchis,tù,yo......y tantos recuerdos en una sola lectura!!!.Lo malo de ésto es que también somos parte del.....PASADO !!!
Don Alfonso Escudero, don Agustín Izquierdo, doña Agustina Benedí., don Ismael Rovira, mi padre.. doña María Morales era parvularia, de las primeras que ingresó en nuestro tiempo en el "ratolí". ¿Te acuerdas, Vicente, de la "Mare Felisa". Era la que cuidaba dels "cagons". Cuanta alegría he recibido al leer tu comentario. ¡que recuerdos! También siento alegría porque veo que estas al tanto de Alzira a través de este diario digital. ¿Estas cerca de la plaza de Viriato, o mejor en la Rúa de los Notarios, que lleva a la puerta de la "traición" de Bellido Dolfos? Que te encuentres bien, en compañia de la familia. Desde Alzira, tu pueblo, "joya de color naranja", tu amigo, Alfonso Rovira.
PD. Somos el pasado, pero ahí estamos. Gracias por estos recuerdos.
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