Cuenta la tradición que allí fueron martirizados el 20 de agosto de 1180 los hermanos Bernat, María y Gracia
Alrededor de centenar y medio de fieles acudieron el sábado por la tarde a lo que antaño fue monasterio de monjes trinitarios, donde cuenta la tradición fueron martirizados el 20 de agosto de 1180 los hermanos Bernat, María y Gracia, convertidos al cristianismo. Bernardo, a través de su conversión en el monasterio tarraconense de Poblet y sus hermanas bautizadas por su propio hermano en la acequia del "Molinet", en Guadassuar, cuando huían hacia Alzira de las garras de su hermano Almanzor, rey de Carlet. Las reliquias de él y de sus hermanas fueron halladas y recuperadas el 23 de julio de 1599. De ahí la festividad patronal el 23 de julio de cada año.
Volviendo a la fiesta de La Pileta del sábado último, la eucarística fue celebrada por el párroco de Santa Catalina, Enrique Masiá, consiliario de la archicofradía patronal, habiéndose entronizado en el pequeño ermitorio ubicado en la partida de Sant Bernat las imágenes peregrinas de los patronos de la ciudad.
Con el presidente de la archicofradía, José Palacios, formaban la presidencia el primer teniente alcalde e hijo del presidente, José Luís Palacios; hallándose también presente en la ceremonia la concejala Mercedes Bañeres; el concejal de Agricultura, Enrique Montalvá; los presidentes de la cofradía de la Virgen de Lluch, Eduardo Part y Rosa María Escrivá; el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías, Vicente Fábregues y en representación de la cofradía de la Virgen de la Murta, Joaquina Rosell.
Comenzó la ceremonia con la lectura de unas poesías, originales de la maestra Fina Fernández, a cargo de dos niñas y un niño, ‘primocomulgantes’ de este año. Antonio Momparler, presidente que fue de la archicofradía, dio lectura de la oración de entrada y comenzó la misa. En el ofertorio presentaron el pan y el vino que se había de consagrar Inés Cebolla y Vicente Luís Pérez Galindo.
Al finalizar, el oficiante dio a besar a los fieles la reliquia del hijo de Carlet y mártir de Alzira. Por último, los asistentes a los actos de la fiesta de La Pileta se reunieron en la casa parroquial de Santa Catalina donde celebraron una cena popularmente denominada "sobaquera".
Alfonso Rovira
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