Relato literario de Eva Borondo
El contoneo curvilíneo de las piernas de Martina se debía a unas medias negras, a unos tacones altos y a sus muslos fuertes, capaces de iniciar guerras
Los domingos literarios
Eva Borondo
El contoneo curvilíneo de las piernas de Martina se debía a unas medias negras, a unos tacones altos y a sus muslos fuertes, capaces de iniciar guerras.
En la barra pidió un “bloody mary”, una María sangrienta, pensó, e imaginó a una americana rubia, muerta a los pies de una cama, vestida de blanco satén y su cuello ahogado con perlas. De su boca, un hilo de sangre roja que se desliza por sus mejillas hasta un charco. Un sangrado espontáneo, una muerte por amor, sin cuchillos o pistolas.
Un desconocido con aspecto solitario miraba a Martina excitado. Ella tomó un sorbo de “bloody mary “antes de volver al rincón con sus amigas.
Mary, la mujer engañada, la mujer amante no correspondida.
Martina también pertenecía a la estirpe de las Marías sangrientas. Fue a llorar su amor en la mesa.
El desconocido de la barra pidió otro “bloody mary”. Quería descubrir qué sabor tenía la sangre de Martina.
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Comentarios de nuestros usuarios a esta noticia
Eva, me suele gustar tu brevedad en tus relatos, pero hoy no entiendo este, de verdad
Yo entiendo que la bebida, relacionada con el nombre, le evoca la imagen de la amante despechada, que ella misma ha sufrido.
Al desconocido también le ocurre lo mismo. Es otro amante despechado que comparte la misma sensación que Martina.
Eso es lo que yo entiendo.
Anónimo, el relato es ambiguo, cierto. No te preocupes por no entender. A veces escribo para expresar algo y no para contar una historia y puede resultar incomprensible. Lo entiendo.
Benito, has captado muy bien la esencia del personaje femenino y del relato. El personaje masculino, en cambio, no lo definí con exactitud, así que tu percepción puede igualmente válida.
Besos a los dos y gracias por la visita.
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