Por: Rosa María de Dios
“Con pena y lamento ven quemarse en minutos haciendo una gran hoguera, ese arte que tanto cuesta”
San José Carpintero a golpe de martillo trabajaba con ahínco, para dar de comer por su trabajo a María, su esposa, y a Jesús, niño de Dios nacido.
En Valencia, en el mes de marzo, recordamos como patrón de las fiestas a San José. Las fallas que plantamos los valencianos son de madera también. Con las manos de un escultor hacen con mucho salero de cartón un ninot, con tornillos y clavos son ellos en maderas plantados. Los pintores valencianos con vivos colores los embellecen. Terminados los monumentos son de arte fallero y entran en concursos para ganarse un premio. En la fiesta hacen la ofrenda los valencianos a la Virgen de los Desamparados. Cuando le ponen las flores derraman lagrimitas pidiendo a nuestra Madre que los bendiga. Entre susurros se oye una voz “¡Madre, bajo tu manto protégenos!” El monumento tan visitado por muchos valencianos y extranjeros, una noche es quemado. Lágrimas caen por los rostros de los valencianos. Todo un año por construir ese monumento los falleros han trabajado. Con pena y lamento ven quemarse en minutos haciendo una gran hoguera, ese arte que tanto cuesta. Con tracas y cohetes en cenizas se está convirtiendo.
Las lagrimitas de las falleras hacen de bomberos, para que no se extienda el fuego. Pronto empezarán como carpinteros trabajando a golpe de martillo, esos valencianos falleros. Construirán el próximo año otro bello monumento. ¡Viva Valencia! ¡Viva el arte del valenciano! ¡Viva nuestra patrona la Virgen de los Desamparados!
Rosa María de Dios
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